La fotografía analógica y el tatuaje tradicional comparten los valores de las técnicas artesanales, sus procesos y algo crucial: tanto al trazar una línea como al apretar el disparador, solo existe una oportunidad. Lograr confianza y precisión en el gesto, en ambas disciplinas, se consigue con esfuerzo y dedicación, y solo la experiencia te ayudará a conseguir el resultado deseado.

Pero ¡ojo!, no todo está bajo control: la luz, el pulso, el estado de ánimo, la música y las conversaciones que estés escuchando, o simplemente la energía del momento, guiarán tu cerebro y tu mano buscando ese equilibrio entre la intención y el azar donde surge la belleza.

Estas imágenes analógicas, tomadas de forma ameteur, son un homenaje a esa atmósfera íntima y real que se vive en el estudio. Una forma de capturar el entorno donde el tatuaje se encuentra con la vida cotidiana: sin filtros y sin artificios.



Imágenes tomadas entre 2024–2025, reveladas en nuestro gabinete de confianza Nada Carrete.