En un mundo que va a toda velocidad, tomarse las cosas con calma es casi una revolución.
Tener paciencia en la era de la inmediatez es, sin duda, un beneficio para la salud mental y el bienestar.

Nos hemos olvidado de disfrutar los procesos, de comprender las limitaciones y de aceptar los errores.
Y es que, ahora que estamos en el futuro, mirar al pasado se vuelve un ejercicio estimulante y necesario para alejarnos del ruido.

La fotografía analógica nos ayuda a documentar la vida con otra mirada, más profunda y paciente. Nos gusta más lo que vemos, aunque anecdóticamente sigamos viéndolo a través de una pantalla.

Fotos tomadas a finales de 2024 y reveladas hace una semana en Nada Carrete.